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Linaje Águila

Voz del aficionado en la ‘Final del Siglo’

19 septiembre, 2020.linaje aguila.0 Likes.0 Comments

Empezaba el mes de junio de 1984, y con ello se anunciaba la que prometía ser la final más emotiva de todos los tiempos, ya que se enfrentaban los dos equipos que dividían al país, no sólo para disputar un título de Liga, sino también para dar un golpe de jerarquía por parte del vencedor.

Me juntaba con mi primo a ver todos los partidos, pues ambos somos americanistas. El empate 2-2 en el partido de Ida nos había dejado como cuando ves una película y al día siguiente ya quieres ver la secuela.

Entonces, llegó el sábado y con él, una noticia que me marcaría a los 16 años. Uno de nuestros tíos, nos estaba dando los boletos para presenciar nada más y nada menos que el partido de Vuelta en las primeras filas del Estadio Azteca. No lo creíamos, era un imposible haciéndose realidad. Nunca habíamos visto un partido desde las entrañas del Estadio Azteca y el primero sería el clásico más importante de todos los tiempos.

Era el día, las 9 de la mañana y salíamos rumbo al metro Viaducto, ya podíamos ver en las calles a la gente con banderas y con los colores de ambos equipos, con mayoría azulcrema, por supuesto. En esos tiempos no se usaban las playeras de juego.

Llegamos al Estadio, la avenida Tlalpan estaba abarrotada de gente que ansiaba por llegar al ‘monumental’ dos horas antes de que comenzara el partido, que se jugaba al mediodía.

Una vez dentro, y conforme se acercaba la hora, las tribunas se llenaban más y más, estoy seguro que ese día hubo más de 120 mil almas en las butacas, no había barras, sólo las porras familiares que cantaban el “Chiquitiboom” y le daban música al ambiente.

Empezó el juego, se respiraba nerviosismo pero a la vez una sensación de que el América saldría victorioso hasta que llegó la expulsión de Manzo; hubo silencio, rechiflas e incluso abucheos, la desesperación por tener uno menos en la cancha se hacía visible y la historia llegaba a su clímax en el minuto 40 cuando se pitaba el penal sobre el ‘Snoopy’ Pérez.

Tal cual se narró, “Silencio, cámara, ¡Zelada!”, Miguel se convertía en el héroe de la película, el estadio se cimbró, la gente gritó, aquella atajada se festejó más que un gol. El argentino daba la pauta para lo que serían los 45 minutos restantes.

El himno que había compuesto Carlos Blanco un par de años atrás, se estaba emulando en la cancha al pie de la letra, pues al 48 Lalo Bacas anotaba el gol que nos daba la ventaja en el marcador, seguido del segundo por parte de Tena, era una locura. No había duda, con un jugador menos, un penal atajado y ganando 2-0, quedaba demostrado que cuando las Águilas atacan con coraje y con fe, tiembla el estadio.

A pesar del gol de Chivas, la confianza y el ánimo se acumulaba por completo en el banquillo del ‘Maestro’ Reinoso y el gol al 90 de Aguirre nos dio la tranquilidad de sabernos campeones y dejar claro quién era el único mandamás de la liga.

Cuando Antonio R. Márquez pitó el final, la gente que pudo se metió a la cancha, pues a pesar del enrejado, no había tanto control en ese aspecto y todos fueron directo al héroe, al que llenó de esperanza a la mayoría americanista: Héctor Miguel Zelada.

Éste último salió como torero triunfante, en hombros por el terreno de juego. El Capitán Furia recibió la copa, la afición que pudo corría con el equipo dando la vuelta olímpica, el resto festejábamos arriba de nuestros asientos.

Lo que viví en ese partido no lo cambio por nada, ni siquiera por la del 2013. Haber presenciado la llamada ‘Final del Siglo’ ante Guadalajara, el triunfo que decidió quién es el verdadero grande, el título que inició la época más gloriosa del equipo, el momento que consagró a Zelada, Tena, y las 11 águilas valientes que lo consiguieron, es lo que forjó mi ADN americanista y eso no tiene comparación.

✍🏼: Noé Tellez Carrillo

#SomosAmérica

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