En lo personal, creo que sí lo es. Este cotejo en especial se ha gestado desde traspasos como el de Enrique Borja que llegó procedente de los universitarios, y a la postre se convirtió en ídolo azulcrema.
Posteriormente, llegó la década de los 80’s en donde se vieron las caras en la final de las temporadas 1984-85 y 1987-88. Y nadie olvida el desempate en Querétaro con un polémico arbitraje de Joaquín Urrea. Sin duda alguna, este par de episodios acrecentó el odio deportivo entre ambas instituciones.
La revancha para los felinos llegó en la 90-91 con el famoso ‘Tucazo’, y también se presentó un arbitraje polémico. Y si agregamos el nacimiento de las barras, que son de las más pasionales del país. Son hinchadas que no pueden estar juntas, que no pueden verse las caras y varias generaciones crecimos con este odio deportivo, por la antagonía que representa la filosofía de los dos clubes de la Capital.
Entre Pumas y Chivas, me causa más dolor, más coraje, más bronca perder con los que no se bañan, aunque afortunadamente pocas veces sucede esto.
Para mí es un Clásico contra Pumas, y no por eso es más importante el equipo del Pedregal, simplemente su historia y tradición lo respaldan.
El sábado ante los auriazules es imperdonable caer y menos en casa, ¡vamos América y que la Rebel siga llorando!
✍🏼: Ortizo
#SomosAmérica