Al inicio de los Juegos Olímpicos las cosas no se le daban y la gente se burlaba cantándole que Marta (la capitana de la selección femenil) era mejor que él.
Hoy la historia le dio a Neymar la oportunidad de redimirse y aunque no estuvo en su mejor versión, anotó un golazo de tiro libre y el penal definitivo para otorgarle a Brasil el único título que le faltaba, la anhelada medalla de oro olímpica.
Y es que así son los gigantes del futbol: tienen de su lado la suerte y la constante alegría de la victoria.